jueves, 1 de noviembre de 2007

Se inicia el Proceso revolucionario

Una sociedad que cambia:
En Europa…

Durante el siglo XVIII algunos pensadores europeos plantearon un nuevo modo de entender la sociedad, la economía, el gobierno y la política. Sus ideas se difunden a través de libros y periódicos e influyen en el pensamiento de sus contemporáneos.

Planteaban que el comercio debía funcionar libremente, sin prohibiciones y sin grandes impuestos. Se oponían a la intervención del Estado en la economía y creían que de esta forma las naciones se enriquecerían. Esta forma de pensar la economía se llamó liberalismo. Estas ideas tuvieron mucha difusión en Inglaterra, donde los cambios en la forma de producir, especialmente en la industria textil, dieron paso a un proceso conocido como Revolución Industrial. Poco a poco, las máquinas de vapor fueron reemplazando el trabajo manual, y las tareas dejaron de hacerse en las casas de cada uno de los artesanos y se concentraron en las fábricas, que era donde estaban las máquinas. El crecimiento de las fábricas y el aumento la producción llevó a los empresarios a la búsqueda de mercados donde vender sus productos manufacturados. Cuanto más vendían, más ganaban. Como vamos a ver más adelante, las colonias españolas en América eran un destino tentador para los productos ingleses.

En Francia, las nuevas ideas toman el nombre de Ilustración o Iluminismo. Para estos pensadores había que revisar los principios sobre los que descansaba el poder de la aristocracia y de los reyes, cuestionando el origen divino de la monarquía. Creían en la importancia de la razón, de la educación y defendían los principios de la libertad y la igualdad de todos los hombres ante la ley. En este país, estas ideas van a tener gran influencia en la Revolución Francesa de 1789.

Estas “nuevas ideas” se difunden también en España, especialmente bajo del reinado de la dinastía de los Borbones. Estos reyes se propusieron aplicar algunas de estas ideas para reformar y modernizar España, pero dejaron de lado los aspectos que cuestionaban la autoridad de los reyes. Se rodearon de funcionarios ilustrados que llevaron adelante un programa de reformas en España y en América intentando administrar y controlar mejor a las colonias. El objetivo era producir y comerciar más, logrando de esta forma aumentar la recaudación de dinero. La creación del Virreinato del Río de la Plata (1776) y la habilitación de nuevos puertos americanos para el comercio, como el de Buenos Aires, van a ser algunas de estas medidas.

Y en América…

Desde el siglo XVI, el monopolio comercial español obligaba a las colonias a comerciar únicamente con España. Los puertos habilitados para el comercio con España eran el de Veracruz (en México) y el de Portobelo (en Panamá). Los productos que llegaban a estos puertos, luego eran distribuidos a las diferentes regiones de la América española. De esta manera, y especialmente para las regiones más alejadas, como el Río de la Plata, el comercio con España resultaba lento, los productos tardaban mucho tiempo en llegar y eran muy costosos. Muchas veces los habitantes de las colonias recurrían al contrabando (especialmente con los comerciantes ingleses) para abastecerse de productos a mejor precio y en operaciones comerciales más rápidas. A principios de siglo XIX la guerra europea va a dificultar aún más las comunicaciones entre España y sus colonias. Para abastecer a los territorios americanos y poner un freno al avance de los ingleses, los reyes españoles toman una serie de medidas a favor de la libertad de comercio. En 1778 se sancionó el Reglamento del Comercio Libre, que permitió que muchos puertos americanos pudieran comerciar con muchos puertos españoles. Con el correr del tiempo estas medidas se fueron ampliando: en 1795 se permitió que las regiones de América que hubiesen quedado aisladas de España puedan comerciar con otras colonias americanas y en 1797 se las autorizó a comerciar con otros países europeos, siempre y cuando no fueran enemigos de España.

En el Virreinato del Río de la Plata los cambios económicos modifican la vida social. Los comerciantes y los propietarios de tierras se vincularon con los nuevos funcionarios españoles del gobierno colonial, formando el grupo más importante de la ciudad. Sin embargo, el descontento de los criollos hacia las autoridades españolas iba en aumento. En América se había desarrollado una identidad americana y los criollos tomaron distancia de una España a la que veían cada vez más lejana. Al mismo tiempo se sentían postergados, ya que los principales puestos políticos del virreinato (virrey, gobernadores, oidores) eran ocupados por españoles. De esta manera, los criollos sólo podían ocupar puestos poco importantes y no participaban de las decisiones políticas.

El Imperio español pierde el control

A principios del siglo XIX, los enfrentamientos y las rivalidades entre las potencias europeas beneficiaron las aspiraciones de autonomía americana. Las tropas de Napoleón Bonaparte le dan a Francia el control de casi todo el continente europeo y, desde 1801, contaba con España como aliada. En 1805, ambos países van a unir sus flotas para enfrentarse a Inglaterra, pero van a ser derrotados en Trafalgar. De esta forma, Inglaterra se consolida como dueña absoluta de los mares, dificultando la comunicación entre la metrópoli y sus colonias.

Esto hace que el control de España sobre América se debilite aún más, ya que no podía mantener con frecuencia ni los viajes comerciales ni la asistencia militar. Ante la desprotección de América, Inglaterra intenta sacar ventaja y lleva adelante la ocupación de Buenos Aires en dos ocasiones, en 1806 y 1807. Las colonias americanas resultaban atractivas para los ingleses, sobre todo desde que Napoleón Bonaparte impedía el comercio inglés en territorio europeo. Para Inglaterra era un buen negocio convertir a las colonias españolas en mercados seguros donde vender sus manufacturas y en fuentes de materias primas para sus fábricas.

Pero los habitantes de Buenos Aires van a resistir ambas invasiones y, organizados bajo las órdenes de Santiago de Liniers, un militar francés que estaba al servicio del rey de España, vencieron a los ingleses. Esta defensa de Buenos Aires se logró gracias a las milicias, regimientos militares integrados por los habitantes de la ciudad. Muchos criollos llegaron a ser jefes de estos regimientos, logrando controlar por primera vez el poder militar de la ciudad.

¿Cuáles van a ser las consecuencias de las invasiones inglesas? Por un lado los criollos tomaron conciencia de que podían asumir la defensa de la ciudad sin la ayuda de España. La dominación española se sintió cada vez más como una pesada carga y muchos criollos creían que ya era tiempo de desprenderse de ella. Sin embargo, otros criollos, como Cornelio Saavedra, se manejaban con prudencia y manifestaban que todavía no era tiempo, que no estaban dadas las condiciones para el establecimiento de un gobierno independiente. ¿Hasta cuándo dependeríamos de la corona española? Era sólo cuestión de tiempo.

Por otro lado, la creación de las milicias criollas será de gran importancia para el futuro, porque estas tropas participarán en los acontecimientos que van a desembocar en la Revolución de Mayo.

Si el Rey esta preso ¿quién manda acá?

Las cosas no marchaban bien en la metrópoli. En 1808, las tropas francesas ocupan España y toman prisionero al rey Fernando VII. Sectores leales al rey rechazan a los franceses y forman Juntas de gobierno clandestinas para ejercer el gobierno en nombre de Fernando VII. Estas Juntas cambiaban varias veces de sede en cuanto eran descubiertas por los franceses y sancionaba leyes con la pretensión de ser obedecidas en los territorios españoles, incluso en las colonias americanas.

En 1809 la Junta de Sevilla envió a Buenos Aires como virrey a Baltasar Hidalgo de Cisneros. Su gobierno va a ser aceptado, aunque por esos años, algunos porteños cuestionaban la autoridad de la Junta española por considerar que su poder no era legítimo. Para ellos, las colonias americanas eran propiedad de la corona y no de los españoles en general: éste va a ser uno de los argumentos principales de los criollos en contra de la continuidad del dominio español en el Río de la Plata.

A principios de 1810 los franceses conquistan Andalucía y disuelven la Junta de Sevilla. En mayo llegan a Buenos Aires las noticias de estos acontecimientos y los criollos comenzaron a discutir sobre quien debía gobernar en estas tierras. Si la Junta de Sevilla ya no existe y el rey esta preso, ¿a quién representa Cisneros? ¿Tiene derecho el virrey a seguir gobernando? Si no es él, ¿quién gobernará? ¿En nombre de quién?

La Revolución de Mayo. El primer paso para la creación de un Estado y una nación

El primer gobierno criollo: La primera Junta

Con la noticia de la disolución de la Junta de Sevilla aumenta la inquietud entre los vecinos de Buenos Aires. Un grupo de criollos, entre ellos el abogado Manuel Belgrano y el jefe del Regimiento de los Patricios, Cornelio Saavedra, fueron elegidos para exigir a virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros la convocatoria a un Cabildo Abierto para discutir si el virrey tenía que seguir gobernando o no. El Cabildo decidió convocar a una reunión para el 22 de Mayo y se enviaron 450 invitaciones, pero sólo 251 vecinos concurrieron a la cita. El derecho español, preveía como legítima la reunión de un Cabildo Abierto, ya que estaba establecido que cuando se producía la vacancia del trono, la soberanía volvía al Cabildo, organismo que representaba al pueblo. En esa reunión aparecieron dos posturas enfrentadas y luego de los debates se realizó la votación en forma pública. La propuesta más votada fue la de entregar el mando al Cabildo de Buenos Aires, quien establecería el modo de designación de una Junta, posición que coincidía con la opinión de Cornelio Saavedra.

El 24 de Mayo el Cabildo nombró una Junta presidida por el virrey Cisneros, junto con otros dos españoles y dos criollos. Pero ante la oposición de los criollos a la presencia del virrey en el nuevo gobierno, esta Junta debió renunciar.

El 25 de mayo un grupo de vecinos se reunió frente a la plaza y las milicias manifestaron su descontento: el pueblo quería la formación de un gobierno donde los criollos fueran mayoría. El Cabildo nombró una nueva Junta de Gobierno, esta vez aceptada por los vecinos y los jefes de las milicias. La creación de esta Primera Junta significó un paso importante: por primera vez los criollos podían elegir a sus autoridades.

¿Quién va a tener el poder ahora?

Se había logrado formar un gobierno criollo, pero esta Primera Junta tendrá que enfrentar nuevos desafíos. En un primer momento la Junta declaró que asumía el gobierno “en nombre de Fernando VII”, mientras el rey estuviera prisionero. Para algunos, esto era sólo una “máscara”, una excusa para asumir el gobierno propio. Pero ¿qué sucedería cuándo el rey español recuperara el trono y reclamara sus colonias?

Por otro lado, la decisión de formar una Junta de Gobierno criollo fue tomada por los vecinos de Buenos Aires. Ya en el Cabildo Abierto del 22 de mayo se había cuestionado la potestad de Buenos Aires para tomar una decisión por todo el virreinato. En esa ocasión, criollos como Juan José Paso defendieron la idea de que la urgencia de los acontecimientos autorizaba a la ciudad capital a tomar esa decisión, pero que el gobierno que se establecería tendría un carácter provisional hasta que se consultara al resto de las regiones del virreinato. Pronto se planteó la necesidad de convocar a los pueblos del interior del virreinato para que envíen representantes y se incorporaran a la Junta. A fines de 1810, con la llegada de los representantes del interior, la Primera Junta se transformó en la Junta Grande.

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