jueves, 1 de noviembre de 2007

La revolución que no termina..

La expansión de la revolución: Las Guerras por la Independencia

En mayo de 1810 los criollos de Buenos Aires habían dado un paso muy importante: formaron un gobierno propio. Pero en otras regiones había grupos que querían seguir gobernados por los españoles o que no estaban dispuestos a obedecer a los criollos de Buenos Aires. Se hizo necesario enviar expediciones militares al interior para vencer a los españoles y expandir la revolución: de esta manera comienzan las guerras por la independencia.

La independencia del Paraguay

Un ejército criollo avanza sobre el Paraguay, donde los españoles se negaron a obedecer a la junta de Buenos Aires. Si bien estas tropas fueron derrotadas, poco tiempo después, un grupo de criollos de Asunción destituyeron a los españoles y crearon un gobierno propio: el Paraguay alcanzó su propia independencia.

Los conflictos en la Banda Oriental

Las autoridades españolas de Montevideo rechazaron a la Junta de Buenos Aires. Pero en la campaña, eran cada vez más los que estaban a favor de la revolución. El que dirigía a este grupo fue José Artigas, que pronto se convirtió en jefe de un movimiento popular. En 1814, ayudados por un ejército y por una flota enviada desde Buenos Aires, lograron por fin derrotar a los españoles de Montevideo. Pero las relaciones entre Artigas y Buenos Aires fueron empeorando: el jefe uruguayo tenía un proyecto propio que lo distanciaba cada vez más del de los porteños.

Las campañas al Alto Perú

Los españoles eran fuertes en la región del Alto Perú. Esta zona era muy importante porque allí se encontraba el cerro de Potosí de donde se podía extraer gran cantidad de plata. Quien controlara ese territorio, contaría con recursos con los que financiar la guerra. Desde Buenos Aires se enviaron varias campañas al Alto Perú, pero el Ejército del Norte fue definitivamente derrotado en 1815.

El proyecto de San Martín: las campañas en Chile y Perú

Las campañas al Alto Perú demostraron que era imposible derrotar a los españoles de Lima desde las provincias del norte. San Martín diseño un plan que consistía en atacar primero a los españoles de Chile y después por mar avanzar sobre Perú. En 1817 encabezando el Ejército de los Andes llega a Chile y tras derrotar a los españoles, ese país alcanza la independencia. En 1820 un ejército compuesto por argentinos y chilenos inició la campaña hacia el Perú. Luego de ocupar Lima, San Martín proclamó la independencia del Perú en 1821.

Los conflictos dentro de grupo revolucionario: la difícil tarea de gobernar….

Pero los criollos que llevaron adelante la revolución en mayo de 1810 no sólo debían enfrentar conflictos militares, sino también debían resolver las cuestiones políticas: ¿quién y cómo debía gobernar? ¿Cómo lograrían ponerse de acuerdo?

Entre los criollos surgieron pronto las diferencias sobre los alcances de los cambios que el nuevo gobierno debía realizar. La Primera Junta había asumido el gobierno “en nombre de Fernando VII”:¿Qué pasaría cuándo el rey reclamara sus colonias?. La solución era declarar de una vez la Independencia de España, pero con respecto a este tema no todos estaban de acuerdo. Algunos pensaban que lo mejor era actuar con prudencia y esperar los resultados de los acontecimientos europeos, otros creían que era necesario imponer cambios revolucionarios, profundizar la guerra y proclamar rápidamente la independencia.

En los años que siguen las Provincias Unidas, nombre que se va a dar a los territorios del antiguo virreinato, adoptaron diferentes formas de gobiernos: juntas, triunviratos, directorios, pero ninguna duró mucho tiempo. Las diferencias dentro del grupo revolucionario debilitaban estos intentos de organización. ¿Por qué sucedía esto? Por un lado la guerra, que no siempre tenía resultados exitosos, generaba inseguridad en los revolucionarios; por otro lado las discusiones acerca del grado de participación de las provincias en un gobierno central.

Pero hacia 1813 se dio un paso muy importante. Se convocó a una Asamblea General Constituyente, la que se conocería como Asamblea del Año XIII, que si bien no llegó declarar la Independencia ni a dictar una Constitución, si introdujo medidas políticas y sociales de importancia.

En 1814, la Asamblea creo el cargo de Directorio para que el gobierno sea ejercido por una sola persona. Eran muchos los problemas por resolver y se necesitaba actuar con rapidez. La guerra y los conflictos internos continuaban, pero además en Europa comenzaba la Restauración. Las tropas de Napoleón Bonaparte estaban siendo derrotadas y los reyes volvían a ocupar sus tronos. Fernando VII, instalado nuevamente en España, estaba dispuesto a recuperar las colonias americanas. ¿Qué decisión tomarían los criollos?

1816: Por fin la Independencia

Había que resolver las cuestiones pendientes. En 1816 se convocó a los representantes de las provincias a un Congreso General en la ciudad de Tucumán. Asistieron delegados de todas las regiones, menos del litoral que obedecían a Artigas. Por fin el 9 de julio, el Congreso declaró la Independencia de las Provincias Unidas, de España y de cualquier otra dominación extranjera.

Se cerraba una etapa, pero todavía quedaban muchos temas por definir. ¿Cómo sería el nuevo gobierno? ¿Cómo estarían representadas las provincias en el gobierno central?

Caída del gobierno central

Recién en 1819 se sancionó una Constitución que establecía una forma de gobierno centralista. Esta Constitución fue rechazada por los representantes de las provincias. Los caudillos de Santa Fe (Estanislao López) y de Entre Ríos (Francisco Ramírez) invadieron con sus propias tropas a la provincia de Buenos Aires en febrero de 1820, derrotando a los porteños en la Batalla de Cepeda. El Directorio se disolvió y cada provincia comenzó a gobernarse por su cuenta.

Balance de una década:

¿Qué pasó con los territorios del antiguo Virreinato del Río de la Plata?

Con las guerras se produce la división del antiguo virreinato en varias regiones: el Alto Perú, el Paraguay, la Banda Oriental, las Provincias Unidas del Río de la Plata, todo había cambiado. Pero además, el comercio de la época colonial quedó desarticulado. Hasta 1810, toda la economía giraba alrededor de la plata de Potosí, que llegaba hasta el puerto de Buenos Aires para ser enviada a España. De ella dependían los comerciantes instalados en las ciudades que estaban sobre la ruta de Potosí a Buenos Aires: Córdoba, Tucumán, Salta… Con esa plata pagaban los comerciantes porteños los impuestos de los productos que llegaban al puerto. La ausencia de esta riqueza va a complicar más la situación económica de los nuevos gobiernos.

¿Qué sucedió con la economía?

Tras diez años de lucha los criollos comprobaron que la revolución y la guerra no habían traído la esperada prosperidad económica.

La guerra consumía gran cantidad de recursos. Se necesitaba ropa y alimentos para las tropas, mulas y carretas para el transporte, armas y dinero para pagar los sueldos de los oficiales y soldados. ¿Cómo obtener el dinero necesario para pagar estos gastos ahora que el Alto Perú estaba en manos de los españoles?

Los primeros gobiernos recurrieron a los comerciantes, que eran los que tenían dinero, para que por medio de contribuciones aportaran a la causa revolucionaria. Al principio estos aportes recaen sobre los españoles y más tarde también sobre los criollos. Estos aportes, primero voluntarios y más tarde obligatorios, van a llevar a la miseria a muchos comerciantes. En poco tiempo, la mayoría de las fortunas de Buenos Aires habían desaparecido.

Pero al mismo tiempo, los comerciantes porteños debieron enfrentar una nueva competencia. La libertad de comercio, tan deseada durante la época virreinal, no tuvo los efectos esperados. Se instalaron en Buenos Aires comerciantes ingleses que rápidamente desplazaron tanto a los españoles como a los criollos. Pronto el comercio de importación quedó en sus manos.

Estos comerciantes ingleses eran los únicos que conseguían con facilidad la mercadería para vender, contaban con abundante dinero y además no pagaban impuestos. El gobierno criollo no quería enemistarse con Inglaterra, país que apoyaba la independencia de las nuevas naciones, por eso no se animó a tomar medidas que afectaran los intereses de los comerciantes británicos.

¿Cómo cambió la sociedad?

Pero las guerras además introducen importantes cambios sociales. Se necesitaban ejércitos numerosos, eso significó la militarización de buena parte de la sociedad, tanto de la clase alta como de los sectores populares. La importancia que adquiere la guerra en esos años le otorga a las fuerzas miliares una mayor participación política y con su accionar van a condicionar a los diferentes gobiernos. Formar parte del ejército es una oportunidad para los criollos pobres de acceder a puestos de importancia: se produce de esta manera la ampliación de la clase dirigente. Una vez terminadas las guerras de independencia va resultar difícil desarmar a las tropas. La violencia y la presencia de las milicias se transforman en algo cotidiano.

Otro de los cambios que aporta la revolución, es la democratización de la sociedad. Muchas de las formas de trabajo forzado utilizadas durante la época colonial van perdiendo importancia. La esclavitud va desapareciendo y muchos esclavos obtienen su libertad a cambio de participar en las guerras. Al mismo tiempo, se toman medidas que mejoran la condición de vida de aborígenes y mestizos, como las adoptadas por la Asamblea del año XIII.

Las clases altas de la ciudad, especialmente los comerciantes, parecen ser las principales víctimas de la revolución, ya que pierden sus privilegios tanto políticos como económicos. En la campaña en cambio, el proceso es diferente. En los territorios donde se libraron las batallas, los ejércitos se llevaban el ganado para alimentar a las tropas. Esto afectó seriamente la riqueza ganadera. Pero aunque los terratenientes pierden recursos por la guerra y se ven empobrecidos, son cada vez más poderosos. La guerra obligó al gobierno central a delegar poder en las autoridades locales, que serán los encargados de recaudar recursos y hombres para el ejército. Estos dirigentes de las zonas rurales ven aumentar su poder e incluso tienen sus propias milicias y a partir de 1820, cuando se derrumbe el poder central, pasarán a ocupar un lugar protagónico en el escenario político.

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